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De par en par. Monkey Week

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No hay dos sin tres. Así, en este 2018 llega la tercera entrega de un ciclo que, desde hace ya dos años, abre las puertas de la Sala Berlanga de Madrid a los sonidos más atractivos de nuestra escena independiente. Cuatro noches de programas dobles que, en esta edición, mostrarán cada jornada dos visiones, dos aproximaciones, dos maneras de entender un mismo género. Las siempre inquietas músicas urbanas, el inevitable cruce de caminos entre el pop y el rock, los ritmos enraizados en el folclore y la experimentación como lenguaje sonoro serán las pautas que marcarán este nuevo De par en par. Abran bien sus oídos.

JUEVES, 15 DE FEBRERO – 21.00 h.

Músicas urbanas

CAMELLOS

MUEVELOREINA

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VIERNES, 16 DE FEBRERO – 21.00 h.

Música pop / rock

BIFANNAH

JOE CREPÚSCULO

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SÁBADO, 17 DE FEBRERO – 21.00 h.

LOS HERMANOS CUBERO

QUENTIN GAS & LOS ZÍNGAROS

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DOMINGO, 18 DE FEBRERO – 20.00 h.

RRUCCULLA

MARINA HERLOP

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CAMELLOS

Si hablamos de músicas urbanas no es nada extraño que en nuestra cabeza –y nuestra memoria- resuenen canciones de bandas como Burning, que hicieron del relato de lo castizo, del anecdotario de la Movida y de la crónica a pie de barrio algo tremendamente universal. Y clásico. Enésimos nietos de aquellos irreverentes años, Camellos se han presentado en sociedad con Embajadores, exquisito debut editado por Limbo Starr que comparte con los citados Burning y con otros, como Siniestro Total o Derribos Arias, ese afán por convertirse en cronistas de lo cotidiano con tanta mala baba como inteligencia en un cancionero por el que suspiraría el mismísimo Espronceda.

MUEVELOREINA

Otras músicas urbanas son posibles. Esas que recogen la ruidosa cacofonía de la jungla de asfalto, pero también la sinfonía global de todo nuestro mundo. Mueveloreina pertenece a esa estirpe de trotamúsicos que escapan a las etiquetas y huyen de las fronteras, como Die Antwoord, M.I.A. o Dengue Dengue Dengue. Con una facilidad pasmosa para traducir al joven de hoy no solo ritmos de aquí, de allá y de más allá –pues en sus canciones hay para todos los gustos: rap, trap, pop, cumbia, reggaetón, afrobeat y hasta chanson- sino también de propinar al sistema unas cuantas collejas sin aspavientos mesiánicos a lo U2. Lo suyo, claro, tiene los pies más en la tierra. O en la calle, para entendernos.

BIFANNAH

Fieles a una tradición –la psicodelia británica tan sixties y ese freakbeat de finales de los 70- este cuarteto formado por miembros de Londres, Galicia y Madrid se acerca al pop como concepto caleidoscópico del género. Su discurso es un auténtico crisol fabricado a fuego lento –cadencia melódica, mantras sonoros, catarsis en escena- que bebe de la fuente Nuggets (¡oh, de nuevo la tradición!) pero extiende sus haces de luz en múltiples direcciones: del swinging London al tropicalismo brasileño, de la lengua portuguesa a los sonidos de la costa Oeste americana. Pocos placeres tan cosmopolitas existen en la escena indie actual como los que provoca este increíble debut bajo cabecera de The John Colby Sect, Maresia.

JOE CREPÚSCULO

El que fuera una de las tres cabezas pensantes de Tarántula sigue enfrascado en un sueño: cumplir diez años en solitario lanzando un disco por ídem. Las nanas, nuevo e imprevisible giro en una trayectoria tan loca como consecuente, es el más reciente y su noveno. Editado por El Volcán Música, en sus canciones Crepus –como suelen llamarle- se aventura con éxito en el peligrosísimo mundo de las composiciones infantiles y, de nuevo, manifiesta su personal concepción del pop y del rock tan naíf como transparente. Porque ya sea como la última esperanza indie, creador de hits revientapistas, compositor de himnos políticos o cantante de nanas (y antinanas), este Crepúsculo siempre irradia luz. Y belleza.

LOS HERMANOS CUBERO

“Quique y Roberto son, efectivamente, los hermanos Cubero y les gusta el bluegrass y las jotas”. Tal frase bien podría parecer extraída de un viejo programa de José María Iñigo. Pero no. Pertenece a un artículo reciente que glosaba las muchas virtudes de este dúo singular y resumía a la perfección la quintaesencia del mismo: Los Hermanos Cubero han logrado, disco a disco, canción a canción, concierto a concierto, el matrimonio entre los sonidos country y el soniquete alcarreño. Porque, si hay un cancionero bluegrass para relatar las vicisitudes de la vida en las minas, el duro ferrocarril o los campos de algodón, ¿por qué no cantar también segadoras, trilladoras u oliveras mandolina y guitarra en mano?

QUENTIN GAS & LOS ZÍNGAROS

Una de las revelaciones de la pasada temporada ha sido esta banda en la que el frontman de los garageros Los News se empecinaba en retomar sus raíces flamencas –su madre, sin ir más lejos, es la bailaora Concha Vargas – sin abandonar la pose rock y sosteniendo los quejíos tan propios del género en mantras de pura psicodelia. En Caravana, ambicioso segundo LP tras el todavía balbuceante pero no menos interesante Big Sur, el lebrijano y su troupe han dibujado un iluminadísimo retablo donde la tradición gitana –patria, india y centroeuropea- se engarza briosa con ese kraut tan revisitado y con esa psicodelia que se ha convertido en el nuevo maná del hype. Pero aquí no hay moda, ojo, solo talento a raudales. Y para rato.

RRUCCULLA

“Hacer ruidos, grabar objetos, pintar sonidos. Cuando no me sale nada guay, cocino crepes con Nutella. Y hacer música, supongo”. Así se definía su día a día la bilbaína Izaskun, alias RRUCCULLA. Una serie de experimentaciones –hacer ruidos, pintar sonidos– que le llevan, de una u otra forma, a hacer música. Se puede decir más alto pero no más claro. Sin haber tenido más formación musical que el asistir a clases de batería durante unos años, su música, a baquetazo entre el free jazz, el pop experimental y el hip hop de vanguardia, destila en cambio la misma autenticidad que algunos de sus ídolos (Miles Davis, Flying Lotus) o genios no menos marcianos como Tortoise, Aphex Twin y Thundercat. Casi nada.

MARINA HERLOP

A punto de lanzar su segundo trabajo discográfico tras el aplaudido Nanook, debut que editara Instrumental Records, sello de James Rhodes, muchos apuntan ya a esta barcelonesa como el secreto mejor guardado de la música experimental en nuestro país. No es para menos: en las diez composiciones que formaban su espectacular puesta de largo, Marina Herlop partía de su cuidada educación–en contacto con la música desde los 9 años- para huir de todo formalismo y buscar la improvisación. Ella misma ha confesado componer a través de la intuición. Pero, más allá del conflicto entre academicismo y sentimiento, hay algo innegable en su música: la belleza.

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